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Cómo el exceso de lo inmediato llevó al slow web

2023, Aug 29

La edad dorada de internet

Hubo un tiempo en que la sociedad se volvió hacia internet y encontró en él literatura, diálogo, y debate. Encontró cultura de la que uno se puede sentir orgulloso de "consumir", o incluso diría que uno no consume, sino disfruta. Porque determinadas obras, que pueden ser consideradas arte, no se consumen, se comparten y nunca se agotan.

Este artículo habla de un tiempo en el que era posible hacerse oir si uno tenía algo importante que decir, y en el que se intuían infinitas posibilidades creativas.

Nunca hubo espacio para un movimiento de repulsa, o de conservadurismo, como el que se pudo dar con otros cambios tecnológicos. Recuerdo por ejemplo la llegada de los libros electrónicos. Era fácil escuchar el típico comentario de resistencia. Todavía hoy se escucha algún "Donde esté un libro de papel...", "Nada que ver, yo nunca leeré en un libro electrónico". Por supuesto debe haber opiniones para todos los gustos, pero seamos honestos, muchos de esos comentarios están cargados de prejuicios, de una añoranza rancia de cualquier tiempo pasado fue mejor. Aquel que de verdad disfruta leyendo, el que llevaba un trozo de periódico en un bolsillo por si tiene un rato para echarle un ojo, como hacía mi abuela de niña, leerá en papel, en tinta electrónica, en grafiti y en lo que le pongan por delante.

Pero volvamos al tema principal. La llegada de internet fue algo diferente. Algo más pausada, ¿quizás debido a una alta barrera de entrada? Por un lado por el coste del equipo, o el coste y disponibilidad de la línea. Por otro el esfuerzo que requería comprender algo tan diferente a lo conocido.

Pero internet había llegado para quedarse, y poco a poco, o bien en casa o bien en el trabajo, todo hijo de vecino acabaría aprendiendo a manejarse con mayor o menor dificultad. Y es aquí donde se abría un mundo de posibilidades, porque todos y todo tenía su espacio.

De repente descubrías a un señor de 50 años entusiasmado completando el árbol genealógico de su familia, o una exuberante comunidad de maquetistas, o historiadores especializados en la artillería de costa, o el punto de cruz, o vaya usted a saber qué. Todos creíamos que había llegado la socialización del conocimiento, la colaboración social llevada al extremo. Y que había llegado para quedarse.

Era curioso además, que dada la limitación de los medios en cuanto al contenido multimedia, una vez encontrado el contenido, lo que atraía al usuario a un sitio no era sólo la comunidad, sino en muchos casos la estética.

La edad media

Muchas de estas comunidades se sustentaban con el esfuerzo de un pequeño número de personas, que podías contar con los dedos de una mano, si es que acaso había más de un "webmaster" como solía llamarse a estos individuos. La mayoría de ellos dedicaban ingentes cantidades de su tiempo al mantenimiento. Desde aprender todas esas cambiantes tecnologías web para mantener su sitio, generar sus propios contenidos, o incluso moderar sus comunidades.

Y por lo general les salía rentable, aunque no fuera económicamente. La cantidad de colaboraciones y nuevo material que recibían a través de las comunidades que se generaban daban para compensar el esfuerzo.

Pero como cualquier pequeña comunidad en el mundo exterior donde todo se apoya en el esfuerzo de unos pocos, la vida siempre tiene algo que poner en el camino. Y poco a poco, uno a uno, todos esos sitios acababan desapareciendo y siendo reinventados por otros. Y estos ciclos, poco a poco, medran en la fé de los usuarios, que se ven obligados a buscar una nueva comunidad, y si es que la encuentran, aprender sus formas, sus reglas y volver a empezar, tratando de renovar su fé en la perpetuidad de las nuevas herramientas, sabiendo que no será así.

Renacimiento

Como también ha ocurrido con los proyectos de código abierto, las cosas poco a poco han ido pivotando hacia modelos híbridos de financiación y pago por servicio. En estos modelos, son las grandes compañías las únicas capaces de monetizar y mantener un esfuerzo relativamente estable. Aprovechando las innovaciones y lecciones aprendidas en todos estos microproyectos que son los blogs personales, los proyectos de código abierto, los foros, etc.

Es aquí donde nacen plataformas como blogger, medium y similares.